El efectivo líquido o los activos líquidos son un tipo de activo que se puede convertir en efectivo rápidamente sin tener un gran impacto en el valor del artículo. Se considera que los activos líquidos son casi tan buenos como las reservas de efectivo porque sus precios son estables cuando se venden.
Para que se considere un activo líquido, el mercado potencial debe ser lo suficientemente grande como para absorber la afluencia de producto sin afectar significativamente el precio del activo. También debe ser fácil transferir la propiedad entre el vendedor y el comprador para que se considere líquido.
Hay muchos ejemplos de activos líquidos, incluidos bonos, acciones, dinero dentro de una cuenta corriente o de ahorro, reembolsos de impuestos, hipotecas, acuerdos judiciales, certificados de depósito y fondos fiduciarios. Las colecciones de joyas y bienes inmuebles no pueden considerarse activos líquidos debido al tiempo que lleva venderlos por su verdadero valor. Si bien una colección de sellos podría venderse en cuestión de horas al comprador adecuado, es probable que la rapidez de la transacción resulte en el pago de un precio más bajo.
Es importante tener activos líquidos para poder cubrir una situación de emergencia, gastos médicos o pérdida del empleo. Debido a que cada persona es diferente, es importante hablar con un asesor financiero para determinar qué tipos de activos deben mantenerse disponibles para emergencias.
