El mito de que los judíos son enterrados de pie es falso, aunque existen varias tradiciones específicas de los funerales judíos. El más importante de ellos es que el entierro debe realizarse dentro de las 24 horas posteriores a la muerte.
La tradicional ceremonia funeraria judía llamada levayah comienza con la familia del difunto pidiendo perdón y termina con los asistentes paleando tierra sobre el ataúd mientras se dicen oraciones específicas. Dado que la ley judía prohíbe exhibir el cuerpo, la cremación y el embalsamamiento de los funerales tradicionales implican enterrar al difunto en un ataúd de forma horizontal. Además, aunque las flores funerarias no están estrictamente prohibidas, es costumbre no enviarlas.